martes, 22 de junio de 2010

El oscuro arte de la resonancia (no tan oscuro)


Todos los instrumentos acústicos (salvo los de metal) tienen caja de resonancia, recuerden sino una guitarra, un piano, un tambor, etc. La caja de resonancia realza los armónicos naturales de la cuerda o parche y le da volumen, sonoridad y armonía, lo mismo pasa con los parlantes comunes, necesitan una caja para poder sonar. La voz encuentra su resonancia en los huesos de la cabeza, especialmente en los de la cara.
Pero, ¿cómo se hace? No es tan difícil.
Sobre una nota grave pero cómoda vocalicen una A bien abierta, con la mandíbula inferior completamente floja y la lengua relajada sobre el fondo de la boca, y cierren con una N bien marcada, (ANN), al pronunciar la N deberían sentir que la voz “sube” a la cabeza, puede que lo sientan en las sienes, en la nariz, en la frente o en los pómulos, lo ideal es llevar la voz a la parte más alta de la cabeza, arriba de la frente.
Fíjense que cuando pronuncian la N y apoyan la lengua en el paladar ésta transmite la vibración al cráneo y el sonido literalmente “toca” el hueso.
La idea es repetir el ejercicio hasta aprender a llevar la voz a la cabeza sin necesidad de tanta preparación. Solamente es cuestión de práctica.¿Para que nos sirve a nosotros, se preguntan? Es que somos instrumentos acústicos y necesitamos una caja de resonancia (incluso los de Metal).

Gustavo Cipriano

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